JABÓN DE CHOCOLATE


Categoría: Pandilla Kids (3ro., 4to., 5to. y 6to. Año de primaria)
Área de participación: Medicina y Salud

Asesor: ALMA DELIA CRUZ PICHARDO

Autor: Proyecto1016 Invitado ()

Grado:

Resumen

El cacao se elabora a partir de las semillas tostadas de la planta del cacao y resulta un polvo molido con aroma a chocolate amargo y un tono marrón chocolate.

¿Qué increíble? quien se iba a imaginar que a partir de una simple combinación de ingredientes naturales, daría como resultado la obtención de este jabón de chocolate que es un gran aliado contra el envejecimiento celular, gracias a las propiedades antioxidantes de la manteca de cacao y el cacao puro.

Sus cualidades emolientes y suavizantes lo hacen ideal para aplicarlo sobre las zonas más secas y desnutridas.

Ayuda a actuar contra la flacidez, por lo que es adecuado para tratamientos reafirmantes, aportando elasticidad a la piel.

Este jabón posee numerosas propiedades, es humectante, protege la piel contra la deshidratación, ayuda a crear un filtro protector en la piel y es hidratante y nutritivo.

El chocolate tiene muchísimas propiedades para la salud y la belleza.

 

La semilla de cacao contiene vitaminas, proteínas y minerales que favorecen la regeneración de la piel. El cacao puro, humecta la piel seca, repara la piel dañada y tonifica la piel cansada, desintoxica y revitaliza la piel, retrasa la aparición de arrugas, manchas y la flacidez.

Sin duda es un gran aliado para nuestra piel.

Pregunta de Investigación

¿Cómo hacer jabón casero de chocolate?

Planteamiento del Problema

El envejecimiento celular es inevitable, ya que con el paso del tiempo nos produce alteraciones fisiológicas y estructurales en nuestra piel.

Por lo cual se ha tomado en cuenta las propiedades antioxidantes de la manteca de cacao y el cacao puro, para elaborar un jabón de chocolate casero. Sus cualidades calmantes y suavizantes lo hacen ideal para aplicarlo sobre las zonas más secas y desnutridas.

Antecedentes

Se cree que el jabón se inventó hace unos tres mil años. Se han encontrado en la Mesopotamia tablillas de arcilla sumerias que mencionan la mezcla que se obtenía de hervir aceites con potasio, resinas y sal y sobre su uso medicinal.

Los fenicios lo fabricaban con aceite de oliva y carbonato de sodio obtenida a partir de las cenizas de la combustión de plantas halófitas (plantas que viven en las salinas) como la salicornia o la salsola.

Recetas parecidas se seguirían utilizando en Siria. El jabón sirio, procedente de la ciudad de Alepo, antiguo territorio fenicio, se sigue fabricando hoy día con el mismo método tradicional y con aceite de oliva y aceite de laurel.
Los egipcios se frotaban con la mezcla obtenida del natrón (un carbonato de sodio mineral extraído de los lagos salados después de la evaporación del agua), tierra de batán (una arcilla poco elástica que tiene la propiedad de absorber las materias grasas) y altramuces remojados en agua de lluvia machacados.

Los germanos y los celtas utilizaban grasa de cabra y cenizas de abedul para fabricar sus jabones. El jabón era, según el historiador romano Plinio, un invento galo. Los galos fabricaban sus jabones con cenizas de haya y sebo o grasa de jabalí y lo usaban según Plinio para teñirse sus largas melenas de rubio o pelirrojo.

 

En el siglo III a.C. se fabricaba en Arabia un jabón mediante la cocción de una mezcla hecha con potasa, álcali proveniente de cenizas, aceite de sésamo y limón.

Hay quien asegura que los cruzados introdujeron en el siglo XI el jabón en Europa Central desde Alepo.

Los fenicios tuvieron tratos comerciales con Europa antes de los tiempos romanos, así que seguramente este tipo de jabón habría llegado mucho antes a las ciudades costeras como Nápoles, Marsella, Cartagena o Cádiz. Lo cierto es que en la Baja Edad Media no se utilizó mucho el jabón, y debido a la falta de higiene se originaron grandes epidemias que diezmaron a la población, como la peste negra del siglo XIV.La primera gran jabonería europea la construyeron los árabes a finales del siglo X en Al Andalus, en Sevilla. En el valle del Guadalquivir, donde había grandes olivares y marismas, se obtenían las materias primas necesarias para fabricar un jabón que cuatro siglos más tarde se conocerían como jabón de Castilla. Aun así, en Andalucía se siguió llamando por el nombre árabe, almona, a las fábricas de jabón.

Jabonerías americanas

En 1575 se construyó una almona en la Ciudad de México. El jabón que se fabricaba en ella era el que usaban los mexicanos, hecho a partir del tequesquite, un mineral rico en sosa, y algunas plantas. En el siglo XVII se sabe de la existencia de una jabonería en Guayaquil que fabricaba jabón a partir de sebo de vacas y cenizas de yerba.

En este mismo siglo, en 1682, Luis XIV hizo guillotinar a tres fabricantes cuyos jabones le habían irritado la piel.

En 1791 el químico Nicolás Leblanc inventa un procedimiento para obtener carbonato de sodio a partir de la sal marina, lo que simplificaba y abarataba el proceso de obtención de la sosa.

En 1823, Eugene Chevreul demuestra que las grasas están formadas por una combinación de glicerol y ácidos grasos (oleico, margárico y esteárico) y explica así químicamente la reacción de la saponificación descubierta por los sumerios.

Hoy existen jabones para todos los gustos, de todas las calidades y para todos los bolsillos, jabones con aceites y cremas hidratantes, jabones perfumados, jabones inodoros, sólidos, con textura de gel o de crema, y hasta las grandes marcas de la cosmética y de perfumería hacen sus lanzamientos de perfume acompañándolos de una línea de baño con la misma fragancia.

Por otro lado el chocolate fue desconocido por mucho tiempo en el Viejo Mundo, cuando por fin fue descubierto, los indígenas creían que los únicos que podían acceder a los frutos de dicho árbol de cacao eran sus Dioses, es por ello que lo denominaron  “alimento de los dioses”.

Los granos de cacao llegaron a tener tanto valor entre los indígenas que sirvieron durante mucho tiempo tanto de moneda como de alimento, presentes constantemente en los mercados de los príncipes mayas. El valor y la importancia de los granos de cacao perduraron y mantuvieron su doble uso hasta la llegada del imperio azteca, grupo étnico que le dio el nombre de “cacahuatl”.

Con el tiempo, el “cacahuatl” se convirtió en la única moneda de validez universal, utilizada por todas las provincias para pagar impuestos a los soberanos aztecas. Las semillas se consumían con un sabor amargo hasta que inesperadamente alguien descubrió que dichas semillas cambiaban y endulzaban su sabor cuando caían en la tierra, germinaban en el calor húmedo y se descomponían, quizá el proceso no resultaba atractivo, pero bastaba con lavarlas, frotarlas y morderlas para olvidar dicho proceso, el sabor mejoraba y el aroma se conservaba en mayor medida.

El descubrimiento que mejoró el sabor, también motivó a los indígenas a comenzar a intervenir en el proceso y fue así como se incrementó la producción de los granos. Los granos de cacao además de llenar el estómago debido a su alto contenido en grasa, proteína y féculas, proporcionan cierta euforia, gracias a los alcaloides que lo integran: cafeína y teobromina y, por tanto, se convirtieron en parte importante de la alimentación indígena.

 

Con el tiempo el “cacahuatl” se convirtió en “xocolatl”, la bebida fue resultado de un trabajo hecho por esclavos, quienes batían y batían hasta que la masa de cacao formaba un remolino y flotaba en el agua, por lo menos hasta el momento de servirse. La bebida era consumida por la mayor parte de los indígenas. Incluso, se sabe que Moctezuma tomaba “xocolatl” varias veces al día en una copa de oro. Curiosamente el xocolatl era preparado con diversos aditamentos, mientras los indios de clases altas lo preparaban con vainilla, miel silvestre, jugo de agave e incluso hasta con chile; los españoles lo preparaban con anís, canela, almendras y avellana. Por otro lado, los campesinos y soldados lo mezclaban con alguna especia y agua, agitándolo hasta convertirlo en espuma. Cada uno le daba su toque. La bebida fue tan importante entre indígenas y españoles, que la consideraban un energizante, los ayudaba a mantenerse fuertes frente a cualquier adversidad, incluso Hernán Cortés aseguraba que la bebida había sido fundamental para sus soldados en batalla.

 

Se sabe que los primeros árboles del cacao crecían de forma natural a la sombra de las selvas tropicales en las cuencas del Amazonas y del Orinoco, hace ya unos 4000 años. Los mayas empezaron a cultivarlo hace más de 2500 años.

El cacao simbolizaba para los mayas vigor físico y longevidad, lo usaban como medicina siendo recetado por sus médicos como relajante, como estimulante y como reconstituyente. La manteca del cacao se usaba como pomada para curar heridas.

Fueron los mayas los que crearon un brebaje amargo llamado “xocolatl ” hecho de semillas de cacao, que solo podían consumir nobles y reyes. Se describía diversas formas de elaborarlo y perfumarlo, más líquido o espeso, con más o menos espuma, con miel, maíz o chile picante.

En 1502 Cristóbal Colón recibió, como ofrenda de bienvenida, armas, telas y sacos de unas habas oscuras que, en la sociedad azteca, servían a la vez de moneda y de producto de consumo. Aunque fue Hernán Cortés quien envió el primer cargamento de cacao a España en 1524.

Objetivo

  • Elaborar un jabón que sus componentes sean a base de chocolate.
  • Hacer que el jabón pueda lograr humectación en la piel, olor agradable y nutrirla a base de minerales y vitaminas.

Justificación

Más allá de la agradable sensación de saborear cómo el chocolate se derrite en tu boca, existen otros placeres que ese dulce puede dar. Uno de ellos es ver tu piel perfecta gracias a los grandes beneficios que el cacao aporta a la piel.

El chocolate es rico en aceites, por lo que aporta brillo y suavidad, además de que hace revivir las células muertas, además aporta hidratación y nutrición a la piel, realizando al mismo tiempo una acción drenante y anticelulítica que mejora el estrés y la elasticidad de la piel. Contiene minerales, oligoelementos y vitaminas.

Por ende se considera un ingrediente viable para la elaboración de un jabón.

Hipótesis

Si elaboramos un jabón a base de chocolate, podremos suavizar e hidratar la piel.

Método (materiales y procedimiento)

Conforme a las investigaciones realizadas, se elaborará jabón de chocolate a partir de materiales caseros.

Material a Utilizar

  • Agua
  • Grenetina
  • Glicerina
  • Jabón liquido
  • Chocolate
  • Esencias
  • Moldes
  • Recipiente para calentar

 

1.- El primer paso es ocupar el recipiente para hervir el agua e ir agregando poco a poco media taza de grenetina.

2.- Posteriormente lo retiramos del fuego y se añade la glicerina, el jabón líquido, el chocolate y la esencia.

3.-Una vez que ya este todo mezclado dejamos reposar 20 minutos.

4.-Se vierte la mezcla en nuestro molde en el que se dejara reposar durante 8 horas para que endurezca.

5.- Por último, desmoldaremos.

Galería Método

Resultados

Se logró elaborar el jabón de chocolate a partir de los materiales caseros, el cual quedo con la consistencia deseada y olor.

Al lavarnos las manos se pudo apreciar que deja una sensación suave en la piel.

Galería Resultados

Discusión

Se esperaba que el jabón nos dejara un aspecto grasoso por el chocolate, lo cual no fue así, sin duda el chocolate y la grenetina son fundamentales para la suavidad que nos dejan en la piel.

Conclusiones

Se pudo realizar el jabón casero a través del chocolate, con este experimento se ha aprendido que son beneficiosos los ingredientes naturales por su aporte en vitaminas y minerales.

El jabón de chocolate asegura un eficaz poder antioxidante y ayuda a prevenir el envejecimiento.

Bibliografía



JABÓN DE CHOCOLATE


JABÓN DE CHOCOLATE

Research Question

Problem approach

Background

Objective

Justification

Hypothesis

Method (materials and procedure)

Results

Discussion

Conclusions

Bibliography