Todos los seres humanos tienen experiencia de miedo y ansiedad. La ansiedad es una reacción emocional normal que se activa ante una amenaza o un peligro, por lo que se puede decir que va acompañada del miedo; sin embargo, se convierte en trastorno de ansiedad (ansiedad patológica) cuando esta reacción se activa en situaciones habitualmente no amenazantes/ peligrosas de manera persistente, volviéndose cotidiana y perturbadora, hasta el punto de que interfiere de manera importante en la vida diaria.
La ansiedad es el problema de salud mental más común que afecta a niños y adolescentes. Diversos estudios en relación con los trastornos mentales en jóvenes indican que la principal causa de ansiedad en niños y jóvenes es porque existe cierto grado de disfuncionalidad en el grupo familiar. Las preocupaciones más frecuentes en ellos van entorno al rendimiento en la escuela y en alguna actividad deportiva; por lo que, el desempeño social de los niños puede desmejorar, al ser percibidos en comparación a otros de su edad como tímidos y aislados. Además, su desarrollo escolar suele verse afectado, provocando rechazo escolar, miedo ante los exámenes y disminución del desempeño académico. La ansiedad en niños muchas veces puede ser difícil de interpretar, sobre todo para los padres, por ello es importante mantenerlos observados y conocer un poco del tema para reconocer los síntomas.
Antes al hablar de ansiedad se pensaba que solo los adultos lo presentaban, hoy en día se sabe que la población infantil también lidia con este trastorno.
La ansiedad es el problema de salud mental más común que afecta a niños y adolescentes. Los estudios epidemiológicos indican que el 7.1% de los niños son diagnosticados con trastornos de ansiedad. Sin embargo, los estudios también estiman que más del 10 al 21% de los niños y adolescentes luchan con un trastorno de ansiedad y hasta el 30% de los niños experimentan una ansiedad moderada que interfiere con su funcionamiento diario en algún momento de su vida, estando asociado a dificultades académicas y sociales, a la depresión, a la tentativa autolítica y al abuso de sustancias en la edad adulta.
Sus manifestaciones clínicas en estas etapas de la vida puede ser una tarea complicada de identificar para los padres, profesores e incluso personal de salud.
La edad es un factor determinante por la dificultad que presentan los niños para expresar verbalmente sus
malestares y sus sentimientos, siendo el miedo, la tristeza, la irritabilidad y las quejas somáticas persistentes, que nos deben de hacer sospechar su existencia.
Los trastornos de ansiedad en los niños incluyen: trastorno de ansiedad por separación, mutismo selectivo, fobia específica, agorafobia, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social y trastorno de ansiedad generalizada.
Casi el 80 por ciento de las condiciones de salud mental crónicas surgen en la niñez y cuando finalmente se busca ayuda, a menudo es años después del inicio del problema. En general, las investigaciones demuestran que los jóvenes generalmente no buscan ayuda de forma independiente y que los padres y profesores no siempre están capacitados para identificar correctamente estos problemas o saber cómo responder.
La definición de salud de la Organización Mundial de la Salud: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
Según la OMS, parte de tener una salud mental adecuada equivale a tener una respuesta apta al estrés normal de la vida, un rendimiento productivo laboral y con la comunidad.
Muestran una etiología compleja, se reconoce el componente genético y factores estresantes debido a acontecimientos de la vida. Para su diagnóstico, los médicos y psiquiatras se basan en criterios clínicos establecidos por el DSM y el CIE-10.
Generalidades de la ansiedad
La ansiedad es un estado emocional displacentero cuyas causas resultan menos claras; a menudo se acompaña de alteraciones fisiológicas y de comportamientos similares a los causados por el miedo. Es un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad ante situaciones cotidianas.
Miedo: es una respuesta emocional, fisiológica y conductual normal ante situaciones que implican peligro para el sujeto. Es una respuesta diferenciada ante un objeto o situación específica.
Ansiedad normal: es adaptativa a las circunstancias de la vida. Es una emoción humana básica presente en la mayoría de los trastornos mentales y médicos, como una legítima respuesta frente a una amenaza o peligro. Ayuda a las personas a prepararse, practicar y ensayar de forma que mejore su actividad ayudándoles a adoptar las oportunas medidas de prudencia frente a situaciones potencialmente peligrosas.
Clínicamente la ansiedad es sentir miedo sin saber a qué. El miedo normal es una reacción con componentes psicológicos y corporales. Ambos forman parte de la respuesta normal del individuo, con reacciones necesarias para la supervivencia.
La ansiedad produce una reacción psicofisiológica de activación intensa del sistema nervioso central y de todo el organismo. Por lo tanto, la ansiedad provoca cambios en diferentes sistemas del cuerpo (activándolos) que nos preparan para actuar y ayudan a responder de manera rápida.
Ansiedad patológica: temor vago difuso, inmotivado externamente, centrado en “la expectación ansiosa” en que se está a la espera de la ocurrencia futura de algo negativo y no definido, con apremio físico y psicológico, generando un malestar global del individuo. La ansiedad mal adaptada genera malestar y alteraciones funcionales.
Ansiedad en la infancia y la adolescencia
Los trastornos de ansiedad son de los trastornos mentales más prevalente en la infancia y la adolescencia.
La ansiedad es parte del patrón normal de desarrollo que se exhibe de manera diferente a medida que los niños crecen.
Infancia y edad preescolar. Típicamente, la ansiedad se presenta primero de los siete a los nueve meses de edad, cuando los bebés demuestran ansiedad frente a extraños y se enfadan en la presencia de personas desconocidas.
Edad escolar. En los niveles preescolares y de niñez temprana, los niños tienden a estar limitados en cuanto a su habilidad de anticipar sucesos futuros, pero a la mitad de la niñez y la adolescencia estas destrezas de razonamiento están generalmente desarrolladas. Hay la tendencia a un cambio gradual de temores globales, no diferenciados y que se exteriorizan, a preocupaciones más abstractas e internas.
Hasta los ocho años, los niños tienden a sentirse ansiosos sobre sucesos específicos, identificables, como animales, la oscuridad, personajes imaginarios (monstruos bajo su cama), y de niños más grandes y de adultos.
Los niños pequeños pueden temer a personas que los niños mayores consideran entretenidas, como los payasos y Papá Noel.
Después de los ocho años aproximadamente, los sucesos que causan ansiedad se convierten en más abstractos y menos específicos, como las preocupaciones sobre las notas, reacciones de los compañeros, acostumbrarse a una nueva escuela y tener amigos.
Adolescencia. Se pueden preocupar más sobre temas sexuales, religiosos y morales, y cómo se comparan con otros y si encajan con sus compañeros. Algunas veces, estas preocupaciones pueden llevar la ansiedad a niveles altos.
Cuando la ansiedad se torna excesiva, yendo más allá de lo esperado en determinadas circunstancias, entonces pueden surgir problemas en el funcionamiento social, personal y académico, resultando en un trastorno de ansiedad.
Las estrategias basadas en la evidencia para identificar la ansiedad en niños y adolescentes se centran en recopilar observaciones desde múltiples perspectivas, incluido el niño, los padres y el maestro, para brindar una imagen completa del funcionamiento del niño en la escuela, el hogar y la comunidad.
Tipos de trastornos de ansiedad
Trastorno de ansiedad por separación. En este tipo de trastorno el menor tiene un miedo intenso de separarse de las personas que le cuidan por temor a que les pase algo y no las vuelva a ver.
Fobia específica. Cuando el menor tiene un miedo intenso a un objeto o situación.
Trastorno de pánico. El ataque de pánico se define como un episodio de ansiedad repentino e intenso que se acompaña de sensaciones físicas desagradables (palpitaciones, sensación de ahogo, mareos) y de pensamientos que suelen ser catastróficos (miedo a perder el control o a morirse, entre otros). Con frecuencia, el trastorno de pánico se da de manera conjunta con la agorafobia.
Agorafobia. El menor tiene de forma habitual miedo a sentir sensaciones de ansiedad (de que el corazón le vaya rápido o de sudar mucho) cuando está en algunas situaciones, donde no puede marcharse o pedir ayuda si lo necesita. A consecuencia de esto, suele evitar estas situaciones como coger el transporte público, ir a un concierto o a un restaurante.
Trastorno de ansiedad generalizada. Cuando el menor se preocupa todo el tiempo por diversas cosas del día a día, hasta el punto de que estas preocupaciones afectan al sueño, la capacidad de concentración o se siente muy tenso o fatigado y somatiza.
Síntomas
Los síntomas de un niño pueden variar según el tipo de ansiedad que tenga. Por ejemplo, el trastorno de ansiedad social implica miedo y ansiedad en situaciones sociales, mientras que las fobias específicas implican miedo a un estímulo particular, como vómitos o tormentas eléctricas. Sin embargo, muchos trastornos de ansiedad comparten síntomas y, por lo general, los niños no encajan perfectamente en una categoría.
separado de uno mismo)
Valoración
La escala de ansiedad de Hamilton es una prueba o cuestionario psicológico muy utilizado para llevar a cabo la clasificación del grado de ansiedad que puede presentar una persona. No se considera una herramienta de diagnóstico, más bien, es un instrumento práctico y muy eficiente para hacer una valoración del estado en el que se encuentra un paciente, determinar sus síntomas psicosomáticos, sus procesos cognitivos y sus miedos.
Fue creada por el profesor de psiquiatría Max R. Hamilton en el año 1959, y hasta hoy es una de las pruebas más utilizadas para determinar el nivel de ansiedad de una persona. Este psicólogo llegó a comprobar que todos los estados de ansiedad son diferentes. Mediante su trabajo, él solo quería definir una herramienta muy precisa con la capacidad de evaluar el nivel o grado de severidad de la ansiedad en una persona y no la para diagnosticar este trastorno. Otro de sus objetivos era diferenciar la ansiedad psíquica de la ansiedad somática, debido a la importancia que tienen para determinar la capacidad de control que las personas poseen sobre la realidad extenuante.
Para el año 1969, Hamilton quiso profundizar y mejorar la escala y se concentró en ítems que
valoran la ansiedad somática, llevó a cabo una separación entre los signos de tipo somáticos musculares y los signos somáticos sensoriales.
Cada persona tiene una manera muy particular de experimentar los síntomas de la ansiedad, no existen dos casos similares por ello no sirven a todos el mismo tipo de estrategias terapéuticas, por ello, en estos casos los tratamientos deben ser personalizados nivel máximo de acuerdo con los síntomas y necesidades de cada persona.
La escala de ansiedad de Hamilton es una herramienta de evaluación clínica usada para evaluar el nivel de ansiedad que experimenta una persona. Se puede usar en niños y adultos.
Tener en cuenta que la ansiedad es una emoción normal y que, aunque existe la posibilidad de volverse patológica de no ser controlada; muchas personas la padecen y están bajo tratamiento; por lo que, tratar el tema con normalidad es un aspecto importante para aquellos que la tienen, y el objetivo es hacer entender al resto de las personas que no puede ser eliminada, sino que se puede aprender a tolerarla y gestionarla, aprendiendo a vivir con ella de forma normal.
Soy Oswaldo y tengo 7 años, desde que tenía 5 años fui diagnosticado por mi psicóloga con trastorno de ansiedad, al igual que mi hermana mayor Akane; cuando recién entre a 2° de primaria, tuve una crisis después de los exámenes, lo manifesté y genero preocupación a mi profesora, a la enfermera escolar y a uno de mis compañeros, me hicieron sentir incomodo, como si fuera algo malo y mandaron llamar a mi mamá. Esto nunca había sido un problema, pues mi mamá y mi psicóloga lo manejaron con nosotros de una manera normal y nos enseñaron a vivir con esto dándonos algunas estrategias por si en algún momento teníamos una crisis, el problema fue que como mamá lo normalizo y no vio la necesidad de informarlo en la escuela, pero después de ese incidente yo quise hacer mi proyecto sobre este tema para que todos sepan que los niños también podemos tener problemas de ansiedad y sepan que hacer si hay más niños como mi hermana y que este tema lo manejen de la manera más normal posible.
Si logramos comprobar que los niños también sufren de trastornos de ansiedad, entonces podremos realizar estrategias en equipo (padres, profesores y personal de salud) para que los pequeños aprendan a vivir con ello de forma saludable, gestionando sus emociones de una mejor forma y ayudándolos a ser mas tolerantes en situaciones de estrés.
Con la ayuda de un instrumento ya prediseñado se evaluarán a 150 compañeros de diferentes grados escolares, para determinar si existe ansiedad en los niños y medir el grado, más no para diagnosticar un trastorno especifico.
La prueba consta de 14 preguntas que poseen 5 opciones de respuesta que están descritas desde no presente hasta muy severo con una puntuación en cada respuesta. Al finalizar se realiza una suma. El resultado obtenido se revisa de acuerdo con la siguiente escala:
El entrevistador puntúa de 0 a 4 puntos cada pregunta, valorando tanto la intensidad como la frecuencia de este. Las preguntas 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 14 corresponden a ansiedad psíquica y las preguntas 7, 8, 9, 10, 11, 12 y 13 corresponden a la ansiedad somática. Una mayor puntuación indica una mayor intensidad de la ansiedad.
Las preguntas que componen la prueba son:
El aporte de conocimientos que otorgo a la comunidad estudiantil del centro escolar Zamá es el probar que los niños escolares padecen de ansiedad, afortunadamente en la investigación de campo ningún niño entrevistado de acuerdo con las encuestas realizadas sufre de algún trastorno de ansiedad como tal; sin embargo, dentro de nuestra muestra todos presentan al menos dos síntomas por ansiedad generalizada.
No se logró la comprobación de la hipótesis, ya que al menos en nuestra muestra los niños presentan síntomas de ansiedad, pero esta entra en los parámetros normales, por tanto, no es un riesgo, ya que no recae en lo patológico. Sin embargo, con base al estudio e investigación, propongo se monitoree a los niños de cada grupo cada determinado tiempo para detectar si alguno pudiera tener indicios del trastorno y de este modo trabajarlo y prevenirlo mediante estrategias en equipo (padres, profesores y personal de salud) para que los pequeños aprendan a gestionar sus emociones de forma saludable.
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