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Hoy día tenemos infinidad de productos en el mercado para mejorar la salud de nuestro pelo, creados por los mejores laboratorios de cosmética y con millones de pesos dedicados a la investigación. Y eso hace que podamos conseguir que nuestra melena luzca en su mejor estado. Pero muchas veces no es necesario que vayamos a estos productos para mejorar nuestra salud capilar.
Los griegos y los romanos ya descubrieron las propiedades del romero, una planta autóctona del Mediterráneo, era considerada medicinal y la usaban en innumerables remedios, entre ellos tratamientos capilares.
En la actualidad existen diferentes productos de venta libre en el mercado para el crecimiento del cabello sin embargo existen remedios naturales como el romero, que dan los mismos resultados, son orgánicos y de bajo costo, además de que ayudan a la conservación del medio ambiente.
El romero (Rosmarinus officinalis) es un arbusto aromático originario de las costas rocosas del Mediterráneo y del Cáucaso. Es conocido y utilizado desde épocas antiguas como condimento y con fines medicinales gracias a las múltiples propiedades.
Este arbusto puede llegar a alcanzar un metro y medio de altura. Posee muchas hojas finas y unas flores que pueden ser azuladas, blanquecinas o rosáceas.
Tiene un sabor fuerte con aromas de alcanfor, pino, nuez moscada y lavanda. En el ámbito gastronómico, suele combinar bien con otras plantas aromáticas como el tomillo o el laurel. Es un condimento que potencia el sabor de los alimentos, por lo que es utilizado en guisos tradicionales de carnes, pescado pocos grasos y algunas verduras, también en adobos o en la preparación de encurtidos. Los principios activos se concentran en las hojas y, a veces, en la sumidad florida (flores).
Esta planta fue utilizada como una planta mágica para combatir la brujería, el mal ojo o quitar la envidia, así como también para purificar el ambiente de enfermedades como la peste negra. También se usaba en las bodas de la antigua Roma y Grecia para simbolizar el amor y la felicidad de la pareja, considerándola una hierba sagrada.
La actividad principal del romero está íntimamente vinculada al sistema digestivo por estimular y favorecer las secreciones y la producción de jugos gastrointestinales. También sorprende en otros efectos no tan vinculados. A continuación, los destacamos:
Además, el romero está especialmente indicado en los siguientes casos:
El romero se puede administrar internamente o de manera externa. La fracción que se aprovecha son las sumidades floridas y las hojas, con ellas se pueden hacer diferentes remedios destinados a ayudar o aliviar diversos problemas. También en el mercado se pueden encontrar presentaciones ya formuladas y destinadas a un tratamiento específico.
Propiedades capilares
El romero es una planta muy apropiada para utilizar en los productos capilares ya que, por sus increíbles cualidades, fortalece el cabello, fomenta su crecimiento y mejora su estado de salud. Tiene grandes propiedades medicinales en el tratamiento de la piel y del cuerpo, en general, gracias a su alto contenido en vitaminas B, C y E, minerales esenciales y carnosol o ácido carnosólico, que le otorga una función de antibiótico natural, además de ser antiinflamatorio y mejorar notablemente la circulación. Estos atributos ofrecen grandes ventajas para mantener un cabello fuerte, sano y sedoso.
El romero dilata los vasos sanguíneos, por lo que estimula la irrigación en los folículos pilosos y permite que éstos se nutran correctamente. Activando la circulación, el cabello mejora su estructura y crece más fuerte, más sano y, por tanto, menos tendente a la caída.
El romero es astringente, por lo que contribuye a equilibrar la producción de grasa para que el cuero cabelludo produzca solo lo que necesita para mantenerse sano y nutrido. Si hay exceso de grasa, los folículos se obstruyen y no se oxigenan, debilitando así el cabello que nace. Si hay falta de grasa, la piel se reseca y se irrita. Por lo que es importante regular la secreción sebácea y limpiar en profundidad el cabello sin agredir la piel, con el fin de mantener las raíces frescas e hidratadas.
Cuando la falta de grasa es relevante, la piel se reseca y se irrita, como decíamos. En muchas ocasiones esta piel se descama, produciendo la caspa. El romero consigue hidratar la piel, pero además su función antifúngica evita infecciones por proliferación de hongos, propia en desequilibrios del PH, y su función antiinflamatoria calma la irritación y el picor.
Al ser un gran estimulante, el romero favorece también la actividad de los melanocitos, que son las células encargadas de la pigmentación del cabello. De esta forma, contribuye a retrasar la aparición de las canas al fortalecer el color en cabellos castaños y oscuros.
Por su alto contenido en nutrientes, el romero ejerce de acondicionador natural. Es perfecto para combinar con un aceite vegetal para regenerar las fibras, aportando suavidad, brillo y protección.
La presencia de vitaminas en la composición del romero le otorgan un poder antioxidante que inhibe la oxidación de los radicales libres, evitando por tanto el envejecimiento celular, la sequedad y la quiebra del cabello.
Elaborar un tónico capilar a base de romero para mantener un cabello fuerte, sano y sedoso ofreciendo una alternativa natural, económica para y amigable con el medio ambiente.
Me interesó este proyecto porque he escuchado con familiares una constante preocupación por la salud de su cabello y buscando en diversas fuentes descubrí que el romero es una planta con múltiples beneficios que puede ayudar de manera natural y segura en diferentes tratamientos capilares.
Si elaboramos un tónico capilar a base de romero entonces podemos ofrecer a las personas un tratamiento capilar natural, económico y amigable con el medio ambiente.
Investigamos en diferentes fuentes de información los beneficios del romero y la manera más fácil, segura y económica de elaborar un tónico capilar.
El agua de romero aprovecha las vitaminas A, B2, B6, C, calcio, zinc, magnesio y hierro, entre otros elementos, para mejorar la salud de tu pelo. Está probado que acelera su crecimiento incluso en casos de alopecia, y estimula la circulación sanguínea del cuero cabelludo, repercutiendo en un cabello con más volumen, sedoso y suave.
En casos concretos, es muy útil para tratar las canas (especialmente a edades tempranas) y es un gran producto para personas con el pelo castaño y moreno porque lo oscurece; las mascarillas con romero crean un efecto de brillo en los tonos oscuros que resulta muy natural.
La forma más habitual de hacer agua de romero es poner a calentar un vaso de agua. Cuando empiece a hervir, échale tres cucharadas de hojas de romero secas (limpiadas previamente) y déjalo enfriar. Después, cuelas el agua y así obtienes la solución, una infusión con la planta que te debes aplicar masajeando el cuero cabelludo cuando hayas acabado de lavarte el pelo y dejándola, sin retirar ni aclarar después, como una mascarilla.
La mejor forma de utilizar el romero para el cabello es preparar una infusión o té de romero y posteriormente aplicar de forma tópica sobre el cuero cabelludo seco.
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Al aplicar el agua de romero sobre los capilares de la cabeza y al mismo tiempo dar un suave masaje conseguimos que la circulación se active y que los folículos pilosos absorban correctamente todos los nutrientes del romero.
El agua de romero es especialmente recomendable una vez terminado un tratamiento de quimioterapia para estimular la rápida crecida del nuevo pelo. Si usas el agua infusionada como una loción para el cuero cabelludo, el cabello volverá a crecer antes.
Escoger el romero para cuidar tu cabello es una de las mejores elecciones, ya que esta planta puede brindarte varios beneficios. Uno de ellos, como se señala en el Estudio botánico y farmacéutico de productos de aplicación en cosmética y cuidado de la piel , es que contribuye con la salud capilar, estimulando el crecimiento.
Además de la caída del cabello o la pérdida de densidad que suele ser una de las afecciones más comunes entre las personas, el romero tiene otra serie de beneficios para cuidar el pelo en aquellos casos en los que el estrés se manifiesta de otra manera, por ejemplo, en forma de dermatitis.
