¿Cuándo el perfume se convierte en estimulante y/o cuándo en relajante?
Historia del perfume:
El perfume y los ungüentos aromáticos en general, debieron nacer cuando el hombre primitivo descubrió el fuego y estando al amor de una hoguera, se dio cuenta de que una rama que ardía desprendía un aire, un aroma especial que le llenaba de bienestar y paz; yo quiero pensar que fue así, ¿Por qué no? Lo cierto es que los Sumerios, que parece que fueron los primeros en todo o casi todo: crearon el primer sistema de escritura del mundo, los primeros que usaron instrumentos de bronce, los primeros en fabricar ruedas y contrariamente a lo que muchos suponen, fueron ellos y no los egipcios, los que desarrollaron por primera vez ungüentos y perfumes. Y tenemos constancia de ello, porque los arqueólogos encontraron en el sepulcro de la reina Schubab de Sumeria, junto a su cuerpo, una cucharita y un pequeño frasco trabajado en filigrana de oro, este acontecimiento se data unos cuantos miles de años antes de Cristo. La reina sumeria, había guardado allí su pintura de labios con su aroma preferida. Este arte de fabricar cosméticos y perfumes pasó de los Sumerios a los Acadios y de estos a los Asirios, ya que, en la Epopeya de Gilgamesh, poeta asirio del año 2.300 A.C, se encuentran muchas citas que hacen referencia a la perfumería y la cosmética. Los egipcios, que tomaron de los Sumerios la idea de la escritura, tomaron también el arte de fabricar perfumes y ungüentos, así como todo lo referente a la cosmética.
Las propiedades transcendentales de las fragancias se han conocido en nuestra historia desde tiempos muy remotos. Los primeros perfumeros que conocemos son los sacerdotes egipcios, que mezclaban jugos extraídos de flores y plantas carnosas, pulpas de frutas, especias, resinas y gomas de árboles, semillas de oleaginosas, vino, miel y aceites para hacer ungüentos e inciensos; y no solo con fines estéticos, sino para fines religiosos, artes de embalsamar, etc. Los Israelitas adoptaron la práctica egipcia de aplicarse aceites y emulsiones aromáticas en el cuerpo. En el sótano de una casa de Jerusalén que data del siglo I a.C., los arqueólogos descubrieron restos hornos, ollas y morteros de un taller de perfumería para un templo cercano; no obstante, los judíos usaban los ungüentos y perfumes más que nada para fines curativos y religiosos, aunque nunca desdeñaron el uso estético. El uso estético del perfume alcanzó su máximo apogeo en la época de mayor esplendor del Imperio Romano. Los romanos ricos llegaron a utilizar palomas bañadas en fragancias para perfumar el aire en sus fiestas, perros y caballos con ungüentos, paredes pulidas con esencias aromáticas y cubrían el suelo con pétalos de flores. Pero el perfume tal y como lo conocemos no podría haber llegado a existir sin la alquimia, antiguo arte, cuya finalidad era convertir la materia prima mediante una serie de transformaciones, en una forma perfecta y purificada. La alquimia a la que frecuentemente se hace referencia como arte divino o sagrado, hunde sus raíces en la antigua China, India y Egipto, pero es en la Europa Medieval cuando se creó tal como la conocemos y floreció hasta bien entrado el siglo XVII.
A medida que la ciencia y la razón fueron ganando terreno, la alquimia se fue eclipsando, aunque algunos científicos importantes, principalmente Isaac Newton, la practicaron. El legado práctico de los alquimistas pasó a los químicos, que lo pusieron al servicio de la tarea de analizar los elementos del mundo natural. Poco a poco, algo parecido a un negocio de perfumería, empezó a tomar forma. Al principio fue un crecimiento de la industria del guante, debido a la popularidad de la moda de los guantes franceses a partir del siglo XVI. Estos guantes se llevaban para mantener la piel blanca y suave, incluso algunas los llevaban para irse a dormir. René, el perfumero de Catalina de Médici, hacía guantes, perfumes y aromas por encargo y cuando Catalina quería deshacerse de sus enemigos, recurría a él para que le hiciera algún hechizo. René abrió la primera perfumería de París, probablemente la primera de Francia y pronto todo aquel que era alguien, pasaba por allí.
Se puede considerar a los egipcios como los descubridores de la aromaterapia, pues según Jean Valnet, utilizaron una forma primitiva de destilación para extraer los aceites de las plantas, calentándolos en ollas de arcilla cuya boca era recubierta con filtros de lino; al subir, el vapor traía consigo los aceites esenciales y éstos quedaban impregnados en el filtro, el cual era estrujado para obtener el aceite esencial que era utilizado en medicina y para todo tipo de rito religioso. Registros arqueológicos documentan haber encontrado ollas de destilación que se remontan a 3,500 a. C.
La aromaterapia hace su inicio en el mundo moderno cuando, en el siglo XX, René Maurice Gatefosse (químico francés), llamado “el padre de la aromaterapia moderna”, la incorpora a la medicina natural. También en la aromaterapia moderna en Milán (Italia), el Dr. Paolo Revesti aliviaba la depresión y estados de ansiedad haciéndole oler a sus paciente trocitos de algodón embebidos en aceite esencial, estimulando su sistema límbico y liberando así situaciones traumáticas.
En cuanto a la aromaterapia holística, es pionera la bioquímica francesa Margueritte Maury (austriaca de nacimiento), a quién no convencía suministrar los aceites por vía oral; y basándose en las distintas formas de incorporarlos el organismo, desarrolló una técnica de masaje aplicando aceite en los centros nerviosos de la columna vertebral y en el rostro.
En 1962 y 1987, fue premiada internacionalmente por sus investigaciones sobre los aceites naturales y la cosmetología al servicio de la salud.
¿Es útil usar perfume?
¿Para quién es importante saber, si el perfume es un relajante o un estimulante?
Sí, usamos colores y esencias naturales en cantidades industriales dañamos el planeta. Entonces, para disfrutar un perfume natural es necesario en forma artesanal.
Se logró obtener un perfume natural y libre de químicos; sin embargo por causa de la pandemia fue complicado recolectar información que me permitiera conocer si a las personas les agradó y si lo adquirirían pasa su uso cotidiano.
